Después ha comenzado un debate sobre qué animal podría tenerlos.
- ¿Una vaca? - propone alguien.
- No, los de la vaca serían más gordos - responde otra persona.
- ¿Un dinosaurio?
- ¡¡¡Una persona!!! - se escucha.
Parece que son de persona. Pero, ¿de qué parte del cuerpo? Rápidamente llegamos a la conclusión que deben de ser del brazo, por cómo se flexionan. Nos medimos los huesos y vemos que, si son de un brazo, son de una persona del tamaño de María, más o menos.
Después los hemos comparado con los de un esqueleto (casi) completo que tenemos en el cole, y ¡¡¡sí!!! son de un brazo. Nos fijamos bien y vemos que los huesos de los dos brazos no son iguales, hay una "protuberancia" en el lado interior del brazo, así que concluimos que son del brazo izquierdo.
Hemos aprovechado para notar nuestros huesos (algunos se notan más que otros) y medir, con ayuda de un compañero, el húmero por un lado, y el cúbito por otro (definitivamente el húmero es más largo que el cúbito).
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